SER UN ALFA

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Belén González / @mbelengg

El término “alfa” se usa para designar al individuo que ha logrado posicionarse en el rango más alto dentro de su comunidad, y como concepto, es resultado del trabajo adelantando por varios especialistas en función a las conductas grupales de especies como los lobos y primates.

De hecho, el concepto de “Macho alfa” fue desarrollado a principios de la década de los setenta por el doctor L. David Mech, experto en el comportamiento del lobo estadounidense, quien lo empleó para designar al animal de la manada que ocupa la posición de líder, siendo respetado y obedecido por el resto del grupo.
En líneas generales se trata de ejemplares grandes, fuertes, que pueden ser o no agresivos, con un enorme instinto de protección, territoriales, sensitivos, luchadores, persistentes y valientes. Pero también, extrovertidos, seguros de sí mismos, y muy competitivos.

…un individuo amado, respetado y protegido por su comunidad…

Estas características fueron confirmadas en el caso de los bononos -primos de los chimpancés-, gracias al trabajo del primatólogo y etólogo holandés Franciscus Waal, quien fue un poco más allá al establecer los rasgos que convierte a un ejemplar en un alfa. Confirmó que se trata básicamente de un individuo amado, respetado y protegido por su comunidad, durante su ejercicio como superior, pero lo que es aún más importante, tras su período de liderazgo.

Para Waal, el alfa es el individuo que logra consolidar las mejores alianzas, lo que implica no sólo fuerza, sino astucia para la negociación, pero que además tiene la capacidad para propiciar y mantener la unidad en la comunidad, siendo generoso y empático.

El alfa sabe demostrar su fuerza, imponer disciplina e incluso infundir temor, pero contrariamente a lo que muchos piensan, no es necesariamente el más agresivo o el que grita más fuerte, porque en el marco de esa dureza necesaria tiene el talento para asegurar la paz controlando los conflictos y situaciones difíciles.

Es popular, admirado, tiende a defender al más débil, y sabe consolar y reconfortar a los miembros de su comunidad cuando lo necesitan. Es el primero, pero también el último cuando se trata de hacer concesiones por el bienestar general. Su rango ciertamente trae consigo privilegios, y al mismo tiempo, implica lidiar constantemente con todo tipo de exigencias, celos, rencores, así como con enormes niveles de estrés, porque hay quienes cuestionan todo lo que hace porque quieren su puesto.

…Un alfa, promueve el cambio y se anticipa al futuro. Y no sólo al suyo…

Aprovecho para hacer una interesante aclaratoria, aunque el término “macho alfa” podría marcar una tendencia sexista, lo cierto es que los estudios en ambos grupos han demostrado que tanto los machos como las hembras pueden consolidarse como un alfa.
En efecto, no se trata de un individuo que es necesariamente superior, más inteligente, más audaz, más ambicioso… es más bien una mezcla de cosas enmarcadas en una visión por la que se lucha con pasión, y que comprende la importancia del beneficio colectivo. Un alfa, promueve el cambio y se anticipa al futuro. Y no sólo al suyo.

Aunque los seres humanos no somos animales en el sentido estricto de la palabra, vivimos en manada, en comunidad, por eso resulta interesante tomarnos un momento para pensar: Cuántos líderes en los ámbitos de la política, la religión, la cultura, etc., pueden ser considerados alfas?, cuántos tienen al mismo tiempo la fuerza y la sensibilidad?, cuántos realmente promueven la paz y la unidad en el colectivo?

Una reflexión que requiere tiempo y un cierto nivel de objetividad, pero, te has puesto a pensar en el hecho de que una comunidad no es solo un país, es también un lugar de trabajo, una escuela, incluso nuestra propia casa. Y por lo general,  la vida siempre nos pone en la necesidad de actuar como un alfa, de ejercer el liderazgo si realmente nos importa ese entorno.

Esto significa que cualquiera de nosotros puede ejercer el liderazgo. Si aceptamos esta realidad, se nos hará más fácil generar pequeños cambios que marcaran una diferencia. Si lo dudas, te recuerdo lo que dijo la madre Teresa de Calcula: “Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero puedo tirar una piedra al agua para crear muchas ondas.” Así piensa un alfa.

FELIZ Y PRÓSPERO 2020

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Dante Garnique

Noviembre de 2018 ya casi alcanza su tercera semana. Transcurridas otras cinco, Venezuela habrá sumado a su historia, otro año más de dictadura.

En los siguientes días proliferarán chistes en contra del régimen.

Los voceros de «la oposición» cesarán de dar declaraciones durante la temporada decembrina y comenzarán a hacerlo de nuevo durante la segunda semana de enero, para decir que hay que buscar una salida democrática a la crisis venezolana.

Está previsto ya, para esa fecha el debate sobre la legitimidad o no de la dictadura. Es legítima la dictadura o no es legítima? Complicadísima pregunta que habrá de responderse desde la inteligencia de la moral de la casta política criolla… Habrá foros, especialistas nacionales e internacionales que aportarán su intelectualísima opinión a este respecto.

En enero se escucharán de nuevo los nombres de la sabiduría. Son los nombres de los actores que «se guardan» para dar declaraciones solamente en los momentos «políticamente convenientes»; salvadores, «verdaderos patriotas», posibles sustitutos, héroes y heroínas, mesías que prometerán el retorno de la vida democrática a Venezuela.

Se dirá que el régimen ahora sí está al borde de la implosión, se dirá que el pueblo no debe cansarse, que el que se cansa pierde, que hay que presionar al régimen ahora que éste se siente acorralado; pero sobre todo, que no hay que perder las esperanzas.

Así transcurrirán seis o siete meses, habrán debates públicos, la mayoría de ellos a través de las redes sociales. Surgirán escándalos que se pondrán de moda y pasarán de moda. Habrá mucha nostalgia a causa del tema de la migración, habrá más historias de emigrantes venezolanos. Se exigirá la liberación de «Fulanito de tal, preso político». Surgirá nuevamente el tema de las elecciones, llegará octubre de 2019 y las esperanzas para Venezuela serán cada día más grandes.

Habrá mucha motivación, se propagará el optimismo, viajarán a través de las redes sociales, piezas musicales de ensueño: orfeón universitario, temas autóctonos en versiones sinfónicas, gaitas más emblemáticas que La Grey Zuliana, todo muy emocional,. La manipulación emocional es el arma más poderosa del neofascismo del siglo XXI. Se enseñará a confiar en la fuerza interna del ser humano, a fortalecer las energías positivas y ya casi será noviembre de 2019.

Lobo con piel de cordero

La propaganda se sirve del lenguaje como herramienta de influencia social, los propagandistas del régimen saben que los anuncios hechos con palabras positivas, brillantes y asociadas con la felicidad, sirven para engañar. No es confiable quien emite sólo mensajes asociados a la felicidad.

Ello explica la inconmensurable contradicción que habita en el subconsciente colectivo nacional. En apariencia, hay un deseo colectivo por salir de la dictadura; pero el aparato de propaganda se ha encargado de asociar esta salida, al concepto de violencia, intervención militar, plomo parejo, y por eso, se prefiere la continuidad de la dictadura, antes que la violencia. Por el contrario, cuando se habla del régimen a través de chistes, con anécdotas que inducen a la risa y a la picardía del venezolano, entonces, se induce el deseo de seguir viviendo en dictadura, pero felices y contentos y no, en libertad, pero de luto.

Esa es la función de los memes «en contra» del régimen; por eso, las comunidades de jua sap están llenas de mensajes maravillosos, de hazañas de víctimas individuales de la burla o intimidación (bulling) que la han superado y han aprendido a vivir, como lo hace todo el mundo, sin prestarle atención al que dirán, pero que por eso, ahora son héroes.

La salida para Venezuela, aunque no se vislumbra electoral, no tiene que ser violenta.

La violencia no es opción en Venezuela, plomo, no es una opción en Venezuela. La violencia y el plomo son las propuestas de la inteligencia de la moral en Venezuela; de los sectores más ávidos de poder.

Quién gana en Venezuela con la violencia?

Gana quien tiene la esperanza de repartirse el poder en medio del caos generalizado, sobre una mesa de negociaciones, entre whiskys y canapés.

Luego de la violencia, los factores de poder, los héroes, los nuevos mesías, los partidos políticos, las organizaciones electorales, adularán al pueblo exaltando su bravía actuación.

Ese era el ejemplo que teníamos que seguir, dirán. El ejemplo que Caracas dio.

Después de la violencia se televisarán funerales, se colectivizará el dolor; pero no el poder. Se declararán días de duelo y habrá solidaridad pública con los familiares de los muertos.

Es más fácil engañar que convencer a quien es víctima del engaño, de que está siendo engañado.

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Hay mucha rabia y mucho resentimiento que deben ser canalizados y los mecanismos de propaganda del régimen han hecho su tarea.

El público, adoctrinado, sólo acepta en estos momentos, mensajes positivos, chistes sobre la dictadura y el dictador. Debates de «alta política» y profundísimos análisis económicos y comparaciones históricas de la dictadura venezolana con la cubana y con otras a lo largo del mundo; pero cuando alguien dice que lo único importante hoy, 11 de noviembre de 2018, es despojar del poder a la dictadura, entonces, a ese alguien se le cuestiona. Esto es así por dos razones.

Porque la propaganda del régimen funciona y porque los factores de poder en Venezuela continúan dependiendo, existencialmente, de la dictadura.

La existencia de los actuales factores de poder en Venezuela (partidos políticos y organizaciones electorales principalmente, aunque no exclusivamente) depende de la existencia de la dictadura; si desaparece la dictadura, desaparecen los actuales factores de poder.

La emergencia de nuevos factores de poder será lo que abrirá distintos horizontes a lo que un día fue Venezuela. Esto deberá ocurrir en algún momento y no tiene que mediar un charco de sangre entre éste y ese momento. Pudieran acortarse las distancias entre éste y ese momento; pero hay todavía mucha mesa de la unidad y mucho AD y mucho Copei de por medio.

Sacar al dictador de Miraflores sin violencia no es nada complicado, lo complicado es encontrar en Venezuela quien pueda hacerlo, con apoyo o sin él; interno o externo y que además tenga verdadero interés en hacerlo.

Porque hay quienes queriéndolo, no pueden y al expresar abiertamente su posición son estigmatizados por acción de la propaganda.

Domingo 11.11.2018
A quien hoy se pregunta si la dictadura venezolana es mejor o peor que la cubana o la Alemania de Hittler

 

RUMBA EN LAS VENAS

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Zeudy Acosta Paredes / @zeudyacosta

Es probable que en el vientre de mi madre, alguna canción de cuna o sonido similar activara mi sentido y gusto por la música. No sabría con precisión cuándo o cómo ocurrió, pero sí recuerdo que desde muy pequeña me di con agrado y soltura a cualquier ritmo. No hubo ocasión desperdiciada, pista o baile que me fuese indiferente. Entre las escasas fotografías de la niñez, recuerdo una disfrazada de rumbera, y cuenta mi madre que apenas con 3 años, causé sensación en una comparsa de carnaval en el barrio donde crecimos. Allí, siempre había un templete, una fiesta, una excusa para celebrar y bailar. Ah, y cómo olvidar los premios que obtuve al ritmo de “entren que caben cien…” junto al Morocho. Qué buen recuerdo.

Puedo asegurar que la afición por la música, aunque no aprendí a tocar instrumento alguno, se alimentó poderosamente en casa. Mientras lavaba y planchaba ropa ajena para sustentarnos por un tiempo, mamá siempre escuchaba algo. En un principio sintonizando la radio, y así conocí melodías y voces como La Sonora Matancera, Billó’ s, Daniel Santos (quien según ella era mi padre y le creí por un buen tiempo), Julio Jaramillo, Javier Solís, la Orquesta Aragón y una centena más. Un asunto que tuvo variantes de acuerdo a las influencias caribeñas, latinas, en general, y hasta españolas, haciendo posible el aumento de tendencias y gustos.

La música recuerda, olvida; aflige y alegra, desvive y potencia la vida; la música apacigua y alborota; es delirio, suspiro y vigor, todo a la vez.

No perdieron protagonismo algunas corrientes estadounidenses y europeas, esta vez influenciadas por mi hermano, propiciando un recorrido que fue desde los discos de 33 revoluciones, los LP, cassettes, y CD… todo al compás de la evolución musical y tecnológica de cada época. Con el paso de los años, muchas décadas connotaron musicalmente estilos, géneros, grupos, artistas, bandas, solistas; eso es la música, una vertiginosa tormenta que agrada, encanta y seduce, y que como es de suponerse, tiene su participación en la historia global o personal.

Tuve además la fortuna de disfrutar de la música y el baile en creativas coreografías que montaba nuestro profesor Valderrama en la escuela, con lo que cerrábamos cada año escolar en animadas, divertidas y emocionantes puestas en escena en las tablas de la mismísima Aula Magna de la UCV. Oh, cuántas veces se vitoreaba “otra, otra, otra”, y sonrientes, plenos de felicidad e inocencia, nos disponíamos a salir de nuevo al ruedo.

En una ocasión (cerca de los 12 años) quise ser parte del grupo de mujeres que conformaban la academia de Yolanda Moreno; en el vecindario, de hecho, vivía una de ellas. No se dio. Pero muchos años después logré subir al escenario del TOM en Maracay con el Cuerpo de Baile Adulto Contemporáneo de Élide Vegas, haciendo realidad un gran anhelo de mi corazón, con la pieza de New York, New York, entre muchos otros números.

Dependiendo de circunstancias, hechos o personas, los autores, letras y sonidos fueron cambiando, con lo cual el gusto se fue ampliando, convertido en un componente esencial de la vida. Y es que en efecto, la música no tiene fronteras, y además de ser considerada un lenguaje universal, para mi tiene un elevado significado, casi una religión, que me acompaña permanentemente. La música recuerda, olvida; aflige y alegra, desvive y potencia la vida; la música apacigua y alborota; es delirio, suspiro y vigor, todo a la vez.

Hay para todos los gustos, para quienes bailan, y aquellos que no. Para blancos, negros, rojos y amarillos. He leído un libro dedicado sólo al género Salsa, imaginen. Un banquete bajo la pluma de César Miguel Rondón. Pero, ¿por qué este género precisamente? Pues, esconde una historia de lujo, unas raíces insospechadas, e indudablemente porque a éste pertenece mi cantante y compositor predilecto, Rubén Blanes. Cada quien tiene el suyo, o suya. Amor eterno y platónico, quizá…. Admiración y respeto, en abundancia. Y es así, como en cualquier lugar u ocasión, si una nota se asoma, la distancia trae consigo un nombre, una ocasión fabulosa, un suspiro eterno que da voz al recuerdo… Blades es en mí, lo que es directamente proporcional, para cada cual un cantante, una banda, una canción.

Por cualquier calle, vereda, por cada rincón que recorro, me acompaña una lista de reproducción en el celular (antes eran otros artefactos). Se me permite trabajar con música y eso lo agradezco. Se convierte en una manera amena de que el tiempo no sea tan implacable, pues me traslado a lugares, a momentos en los que he sido profundamente feliz; me conecto con gente a la que extraño hasta los tuétanos. Revivo, vibro y sí, bailo, bailo hasta por dentro. Gracias a la música, su potencialidad, su mágica conexión.