WHISK(E)Y

Dante Garnique / @dantegarnique

Cuando una bebida recibe una denominación es porque ha sido elaborada observando ciertas regulaciones que garantizan que el producto ofrecido posee ciertas características y no otras.

Según algunos expertos, la palabra “AGUA DE VIDA” empleada para referirse a un medicamento, apareció por primera vez en 1492 en un Exchequer Roll o documento fiscal.

“Et per liberacionem factam Fratri Johanni Cor per perceptum compotorum rotulatoris, ut asserit, de mandato domini regis ad faciendum aquavite infra hoc compotum viij bolle brasii”.

Y mediante pago a favor del hermano Johanni Cor por instrucciones del auditor de impuestos, como él asegura, por orden del rey Jacobo IV, de producir agua de vida dentro de este período de evaluación, 8 fanegas de malta.

Sin embargo, hay quienes sostienen que la palabra Whisky aparece por primera vez, tres siglos más tarde, en 1736, teniendo su origen en el término gaélico uisgue beha; pero cuya grafía tal como se conoce en la actualidad, es decir, w h i s k y, surgió en el  Dublín del siglo XIX.

Siendo una de las bebidas alcohólicas más conocidas alrededor del mundo, casi a la par de la cerveza, es probablemente de la que menos se conozca o de la que más se desconozca.

Comenzó siendo una medicina, su producción fue extendida por tierras inglesas gracias a monjes cristianos de la orden de San Patricio entre los pueblos celtas de tradición gaélica. Es decir, Escocia, Irlanda y la Gran Bretaña. 

En la actualidad existen al menos tres fechas asociadas a la celebración de este maná en barricas y de seguro habrás oído de aquel que está más asociado al tema del marketing, que al de la difusión.

Es por eso que en ocasiones nos hablan del día mundial del Whisky o del día internacional del Whisky o de la competencia internacional del Whisky, y si eres de los menos interesados por las bebidas en general, también podrías confundirla con el día mundial del Bourbon.

Michael Jackson fue indudablemente, el Rey de Pop, pero fue además un escritor inglés nacido el 27 de marzo 1942, fallecido en Londres el 30 de agosto del 2007 a causa del Mal de Parkinson, cuyo padecimiento supo disimular, haciéndole creer a las personas que estaba ebrio, ya que se especializaba en la cata de cervezas  y  whiskies. Escribió en 1977 “The World Guide To Beer” o La Guía Mundial de la Cerveza, traducido a 10 idiomas y de gran resonancia en los Estados Unidos, permitiéndole incluso, tener su propio programa de TV en 1989, “The Beer Hunter” o el Cazador de Cerveza, transmitido en 15 países, entre ellos el Reino Unido, su tierra natal, a través del Canal 4 y en Estados Unidos a través de Discovery Chanel. A Jackson se le debe, entre otras cosas, el concepto moderno de estilos de cerveza.

En su nombre se conmemora, a través de una fundación sin fines de lucro, el 27 de marzo de cada año, fecha de su nacimiento, el día INTERNACIONAL del Whisky y se recuerda la lucha contra el mal de Parkinson, aunque la fecha oficial de la enfermedad es el 11 de Abril, de acuerdo a la OMS.

En 1989 publica Maichel Jackson´s Malt Whisky Companion que es el libro más vendido en el mundo sobre el tema y en donde revisó una gran cantidad de Whiskies y les dio clasificaciones del 0 al 100, considerando que sólo aquellos con una puntuación superior a 75 valía la pena comprarlos. Así, Jackson pasó de ser el más importante escritor sobre el tema cerveza, al más importante escritor sobre el tema Whisky. Algunos dicen que más importante que el historiador Alfred Barnard, 1837-1918, quien como Secretario de la Harper’s Weekly Gazette  visitó todas las destilerías de whisky en funcionamiento en Gran Bretaña e Irlanda entre 1885-1887, un total de 162; 129 en Escocia, 29 en Irlanda y 4 en Inglaterra; el resultado: 500 páginas The Whisky Distilleries of The United Kingdom o Las Destilerías de Whisky del Reino Unido 1887.

Si eres de los que sólo prefieren Whisky antes que otras bebidas, seguramente sabrás que cuando se escribe con e, es para incluir a las modernas producciones de la tradicional bebida que se realizan actualmente en los cinco continentes del mundo, así como sabrás también, que el mejor vaso para degustarlo es el Glencairn y no el Old  fashioned ni el corto de boca ancha, ni mucho menos el Long drink, a menos que hayas decidido agregarle una pequeña roca de hielo, en cuyo caso puedes emplear cualquiera de ambos. También es probable que estés al tanto de que el mercado mundial actual ofrece un 90% de whiskies de mezclas de malta y tan sólo un 10% de una sola malta y que la malta no es una bebida, sino un proceso.

En fin, de gustos y colores han escrito los autores.

lunes 28 de junio 2021

¿QUE TE PERDONE YO?

Zeudy Acosta / @zeudyacosta

Cuando me hablan de perdonar, me sabe a hiel la boca. No se trata de exquisiteces filosóficas o penitencias religiosas. Esto de que la gente se lance al mar como un barco a la deriva, o atraviese fronteras eternas a pie, con cruce de ríos incluidos sin morir en el intento para escapar del chavismo-madurismo es imperdonable.

He escuchado a mucha gente – venezolanos o no- afirmar que con el difunto la cosa estaba mejor y que fue el balurdo Maduro quien estropeó todo el plan dizque socialista. Sí, claro, estábamos mejor porque el tipo empezó a destruir al país, pero lo disimulaba muy bien y dentro del avión, los truenos, relámpagos y el viento huracanado pasaron aparentemente desapercibos. Al otro, en cambio, no sólo se le ven las costuras, es que el infeliz se propuso meterle chola a fondo a la descomposición y destrucción del país en todo su conglomerado; cero frenos y en bajada. Que quede claro, uno es consecuencia del primero, ambos son culpables y responsables de tanta tragedia.

Las cosas hay que llamarlas por su nombre y dejarse de pendejadas adornando o poniendo telones para disfrazar realidades. En Venezuela no hay una pandemia, hay dos. Una que fue declarada como tal en 2020, y que le ha venido al pelo al régimen para intentar solapar lo inútil que han sido en materia de salubridad, economía, seguridad social, servicios públicos, seguridad alimentaria y un etcétera tan eterno como se hacía llamar el intergaláctico. ¿Se comprende cuál es la otra?

Una epidemia roja que comenzó desde el mismo instante en que Chávez asumió el poder. Todo cuanto era medianamente productivo o en miras a lograrlo ha sido destruido o vendido a colosos como Rusia, China, Irán. No es casual que, a la fecha, el número de personas de cualquier edad que huye del territorio venezolano ante la barbarie en la que se ha convertido Venezuela, es abismal. O te mata la pandemia del Covid-19 o la que ha inoculado el virus del madurismo, bien de hambre, el hampa con el moño suelto y quizá hasta auspiciado por ellos. Hay gente que ante la desesperación huye del país, otros de la propia vida y se suicidan. De esto último, nadie habla. ¿Cómo se puede perdonar tanta maldad?

En los últimos años y, en especial en los meses más inmediatos, hemos sido testigos de cómo aquella funesta e increíble historia de balseros cubanos que por años naufragaban en el Golfo de México o en el Atlántico en búsqueda de las costas estadounidenses, ahora se hizo nuestra en aguas del Caribe en el intento de llegar a Trinidad y Tobago.

En una nueva modalidad, si le podemos denominar así, la avalancha humana que se va diluyendo por la frontera colombo-venezolana rumbo a lo desconocido e incierto es un tema aparte, que recientemente nos deja alelados, perplejos y saturados de estupor. Un negocio novedoso del que sacan mucho provecho, cruzar a los venezolanos hasta Estados Unidos; ancianos, niños, jóvenes, gente de cualquier edad, familias enteras con un único propósito: encontrar refugio.

Sin embargo, el drama no muere allí. Para muchos es apenas el comienzo de la pesadilla. Una vez en territorio estadounidense, la negativa de aceptarlos es diametral, siendo deportados. Entonces surge de nuevo el tema del perdón. No le encuentro ranura para que entre y consiga asidero.

La era chavista-madurista no sólo nos ha dejado la boca con sabor a hiel, también a mucha sangre derramada por jóvenes en las protestas, a agua de mar de quienes se han ahogado escapando del horror; la amargura de las despedidas, la sequía de quienes se acuestan sin comer. ¿Qué los perdone yo? No puedo.

EN EL CORAZÓN

Zeudy Acosta / @zeudyacosta

De los 84 años que tiene, 25 los vivió en Venezuela. Primero huyó de la guerra en Portugal conformando a ese grupo de madeirenses que se radicaron para bien en nuestro país. Aprendió el valor del trabajo -como la mayoría de ellos-, desde muy joven. Empezó en una fuente de soda con jornadas que superaban las 12 horas diarias. Un día quiso cambiar aquello y montó un taller mecánico en Boleita.

Conformada ya una familia, esposa y dos hijos varones, Isidro fue creciendo económicamente y digamos que tenían una vida sin lujos, pero muy bien plantada. Clase media con privilegios y gustos que provenían del sudor de su frente, literalmente.

Cuando  llega a Venezuela, después de un eterno viaje en barco, por allá a finales del 57 a punto de quebrarse la era perejimenista, tuvo la oportunidad de conocer poco de aquel régimen, pero sí de la democracia que devino con Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera.

El taller subía la santamaria bien temprano y cerraba con la puesta del sol, de lunes a sábado, por lo que el domingo era para la familia, y los amigos conterráneos. Paseos a La Guaira, a Tacarigua de la Laguna, también los valles de Aragua y cualquier otro lugar de esparcimiento.  Un día de alegrías, se convirtió en nefasto al llegar a casa al encontrase con que los habían visitado los amigos de lo ajeno. Años de sacrificios se habían montado en un carro desconocido, con un destino que jamás supieron. Pero esa no fue la primera ni la última vez. Entonces hubo arma de fuego de promedio y otros hechos que lamentar. Ya los hijos dejaban de ser niños (12 y 17), y el temor crecía. La delincuencia comenzaba a tomar por asalto las noches de dulces sueños, por lo que deciden emigrar por segunda vez, pero esta vez, retornando a su país natal. De eso ya hace más de tres décadas.

Hace unos cuantos años que Isidro ya no es el mismo,  se pierde con frecuencia entre presente y pasado, pero hay cosas que están selladas en su memoria. Hoy le estaba ayudando a comer y tenía una energía poco usual. Un día bueno frente al Alzhaimer. Devoró sus alimentos con deseos y se sintió satisfecho, así que le dije:

-Choca esos cinco.

Me mira a los ojos y luego ve mi mano que espera ansiosa la suya. Como no consigo mi propósito acudo a otro recurso.-

-Anda, ¿recuerdas que esto es de Venezuela? Choca esos cinco ¿Te acuerdas de mi país, de Venezuela?

Su rostro se transformó cerrando los ojos, pero con la expresión de quien acaba de probar un dulce manjar, como quien se siente reconfortado y pleno. Y seguidamente me respondió:

-A Venezuela la llevo en el corazón.

LA NUEVA NORMALIDAD

Dante Garnique /@dantegarnique

Es abril, el año 2021. La filosofía se ha puesto de moda, no es una generalización afirmar que todo el mundo habla de la vuelta a la normalidad. El detalle está en que nadie tiene claro ¿qué es la normalidad?.

A ver, indistintamente de la respuesta a la interrogante planteada, lo que subyace al planteamiento mismo, parece ser la certeza de un antes y un después. El hito que demarca la frontera entre ambos puntos, es la pandemia del año 2020: COVID-19.

El año 1999 marcó también un hito en el devenir histórico de Venezuela. El sexagésimo segundo Presidente de la República, llama la atención internacional en su intento por esclarecer la dirección que daría a su mandato.

En 1998, declaraba a la prensa sentir simpatía por la “Tercera Vía” proclamada por Tony Blair y Bill Clinton. En el 2005, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, convocó a una discusión sobre el socialismo, “un nuevo socialismo del siglo XXI”. En 2007, se declaró trotskista, durante una visita a China; en el 2008, dijo que era maoísta. Desde 2009 se autodenominó marxista, impregnando con este discurso polivalente el devenir institucional de la república.

A partir de 1998, hasta la fecha, 2021, un año después de la pandemia mundial, o existen demasiados supuestos ideológicos para comprender la lógica de las políticas públicas en Venezuela, lo cual convierte ese esfuerzo teórico en una labor tediosa con complicaciones adicionales a las de un análisis estándar, o no existe ninguna base de sustentación teórica para la comprensión del fenómeno venezolano, en virtud de su inacabado proceso. Es decir, dado que hasta el día de hoy, el aparato estatal venezolano se desenvuelve bajo los parámetros esbozados por el artífice de un modelo de muy amplio espectro sin haber alcanzado ninguna meta claramente visible, resulta poco apropiado adelantar alguna conclusión al respecto.

Esto es así para todas las esferas de la vida en Venezuela. La social, la económica, la política, la pública y la privada. Pongamos un ejemplo.

Antes de 1999, la muerte de cualquier servidor público era recogida por los medios masivos en un tono luctuoso. Sin importar las tendencias ideológicas del difunto, las manifestaciones en torno al hecho, traslucían respeto a la dignidad humana.

Acaba de suceder lo propio con un funcionario identificado sin equívoco alguno, con el proceso de cambio iniciado en Venezuela a partir de 1999 y las expresiones al respecto, traducen un poco el espíritu de los cambios introducidos desde entonces. 

“Ha fallecido anticristianamente un profesor de escuela venezolano, que logró el milagro de amasar una fortuna incalculable, con yate y putas incluídas, en un país en escombros, donde los demás profesores, aún universitarios, no ganan ni para tomarse un café. QPND” (Que en paz no descanse)

“Mis condolencias a la esposa y demás familiares de Aristóbulo Isturiz, a quien conocí por allá, a finales de los 90 y con quien siempre tuve una relación de respeto en el marco de nuestras diferencias políticas. Paz a su alma …”

“Tener una relación de respeto con quien es cómplice de la destrucción de un país es irrespetar a quienes sufrimos dicha destrucción. En la vida es importante distinguir entre el bien y el mal. Es grotesco que trates de contendor político a narco criminales que desguazaron a Vzla.”

Estas tres citas resumen grosso modo, el “nuevo estilo” de la opinión pública venezolana. Un debate encarnizado entre bandos opuestos, por encima de elementales normas de cortesía, por encima de lo que nos hace comunes como personas y como seres humanos. Una confrontación deshumanizda y deshumanizante sin ningún respeto por la dignidad del ser humano. 

¿Merece Aristóbulo tras su muerte, un mínimo de respeto, o sus familiares?. ¿Por qué hemos llegado a este punto?. ¿Alcanzará Venezuela la nueva normalidad? ¿En qué consiste la normalidad?.

Jueves 29.04.2021

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TROPIEZOS

Zeudy Acosta Paredes /@zeudyacosta

La mañana está fría en Madeira. El pronóstico del tiempo alertaba ayer de lluvias y relámpagos para hoy. En su lugar, una niebla densa arropa la ciudad; a dos metros ya no logras ver nada, ni nadie. Aún así, debo salir. Conducir en estas condiciones debe ser un riesgo. Suspiro porque no tengo esa responsabilidad.

Salgo a la parada a esperar el autobús. Hay dos rutas, y por cuestiones del horario en los que pasa el transporte, opté por la segunda. Quizá la que menos me gusta cuando llueve, porque está más retirada de casa. Sin embargo, esta tiene su encanto. Puedo mirar la inmensidad del mar, su quietud o su ímpetu. Encuentro en esa panorámica un exceso de vida, un desbordante misterio.

Pero hoy, el blanco es una muralla sin transparencia. Alcanzo a ver ese árbol que se muestra ante mí, imponente y sabio. En cada estación se pone un traje diferente y aguanta sin pronunciar palabra alguna, frío, viento, lluvia, sol.

A veces, como hoy, me tropiezo con recuerdos de lugares o momentos que añoro. Estoy allí, asomada en la ventana de la sala, mientras el humo del espumoso café con leche  me calienta los ojos.  Aguardo, expectante al sol que comience a aparecer despacio detrás de la montaña que custodia la casa por el oeste.

No es un amanecer cualquiera lo que ocurre en Maracay. Hay una cita diaria con variedad de pinceles y una abundante diversidad de colores en la paleta. Dios ha de tener predilección por ese lugar que de tanto en tanto añoro. Rojo fuego, amarillo ardiente se van dibujando sobre el verde del Henri Pittier, y yo aquí, me tropiezo con ese cálido momento de la casa donde viví por largo tiempo antes de migrar, para apaciguar el frío que me llega a los huesos.

A veces me tropiezo a propósito… Hoy es uno de esos días.

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NOS TENEMOS

Zeudy Acosta Paredes / @zeudyacosta

Indistintamente de la forma en que nos tocó emigrar, los venezolanos estamos hoy como semillas regadas por el mundo. En rincones inimaginables. Y en este tránsito, no se trata sólo de reinvención, sino además de «tenernos».

Da lo mismo, emocionalmente hablando, de estar dentro o fuera de Venezuela. Cierto que haber emigrado, en muchos casos te da la ventaja de tener acceso a recursos que son impensables para la mayoría de los que habitan el país aún. Sin embargo, hay un punto en el cual con certeza coincidimos, en la ausencia interior. Ese vacío que nos queda al despedirnos, de parte y parte. Pero aún en la distancia, nos tenemos.

Hemos trascendido en el imaginario, esa frontera digital para nosotros no existe. Las cadenas informativas, la ayuda multidimensional, créanme, no la tiene otro migrante. Somos consuelo de alto nivel, terapeutas de acupuntura digital, médicos sanadores con la palabra, los stickers y los emojis; psicólogos de la empatía y la resiliencia, especialistas del péndulo que sujeta el corazón. Abogamos a los múltiples recursos que nos provee el universo de Marvel para llegar incluso a ser super héroes para otros. ¡Y qué maravilloso que nos tenemos!

Un superpoder que trasciende, que atraviesa kilómetros por el cielo en segundos como Superman para abrazar a un hermano que ni siquiera has visto alguna vez. Un superhéroe que no necesita una capa para aliviar una noche de desvelo porque no puedes respirar, o ser la Mujer Maravilla para plantar un escudo que detenga a un mortal virus, con simples, pero sanadoras palabras. ¡Maravilloso es tenernos!

Nunca como antes, hemos sido llamados para practicar y defender la solidaridad, y que sea la serendipia de un hermano desconocido la que nos halle en medio de una fiebre, de un ahogo, de de la propia soledad. ¿Díganme si no es una bendición tenernos?

Hoy, en estos tiempos de tanta incertidumbre, trato de que gane la posibilidad de vencer, y pienso en las enseñanzas que vienen desde tantos frentes. Los girasoles siempre buscan el sol para sentirse vivos, pero cuando los días están nublados, no se deprimen, se miran los unos a los otros buscando la energía en los demás.

Después de todo, al final del día, cuando llega la noche, en el silencio de nuestro más íntimo momento, ¿qué pensamos y qué sentimos? Seguramente, en cómo esquivar al «bicho» o sobrevivir si nos ha tocado. Que la esperanza, la fe, la confianza se anteponga al miedo, y por eso justamente, es que ¡me gusta despertar sabiendo que nos tenemos!

LAS MALAS JUNTAS

Dante Garnique / @dantegarnique

Que te quemen las plantas de los pies o de las manos o que te las corten con hojillas, es malo; hacérselo a alguien aunque sea con el pretexto de proteger a otro alguien, también es malo. Que te consientan y te mimen es bueno, consentir y mimar a los seres queridos es bueno. La relativización de la moral es vulgar manipulación. Hay cosas buenas y hay cosas malas. 

La amistad es algo hermoso, los seres humanos, al igual que la mayoría de los animales, vivimos en manadas. La diferencia es que nosotros escribimos poemas exaltando el tema, mientras que ellos sólo disfrutan de manera prístina, el placer de compartir toda la vida con sus congéneres, sin preguntarse, sin cuestionarse. Desde las entrañas, desde lo instintivo.

El proceso de socialización va manchando el inocente afecto que desde niños se va desarrollando por los semejantes. Hay algunas almas rebeldes que se imponen y son capaces de llegar a viejas, con unos dos o tres amigos. Y juegan imaginariamente o con palabras, y reviven emociones a través de los recuerdos y se ponen cursis narrándoles sus anécdotas juveniles a los nietos. 

Cocinar es una forma de amar, tener sexo es una forma de amar, ser amigos, es una forma de amar, seguramente habrá muchas otras.

…desde 1999 acaban con el País y exterminan a la población mediante una política sistemática de hambre y humillación…

El acto amatorio es un torbellino de emociones incontroladas. Sufrimos por amor. Padecemos la súbita partida del hijo, del padre, de una amiga, incluso, hasta de una mascota. Ese nexo afectivo nos hace vulnerables o salvajes, según la circunstancia.

Cuando buscamos esa mirada cómplice o queremos escuchar su voz sólo para que nos diga, estoy bien gracias, ¿y tú, cómo estás?, no esperamos nunca un: ME SIENTO MAL.

De entrada nos descontrola, pero casi simultáneamente comienza a movernos ese instinto de pertenencia a la manada que nos dice: algo no está funcionando, hay que resolverlo. Indagamos, preguntamos, no conseguimos respuestas.

Hacemos una pausa, tomamos un baño caliente, un té con galletas. Un cigarrillo, volvemos al escritorio, revisamos las redes, leemos algunas noticias y le seguimos dando vueltas al asunto. ¿Qué le puede estar pasando?, ¿por qué no me dice qué le hace sentir mal? No se trata de enfermedad, su voz se percibía serena, los niños tampoco están enfermos, ni los abuelos, ¿qué pasa?

De pronto, se te ocurre la idea de reunirte con esa persona y piensas tomar el aparato para planear el encuentro. Se ha caído la señal y debes posponer la llamada. Te pones en los zapatos del otro, lo que es también un acto de amor y comienzas a repasar todas sus opciones.

Su celular tiene la pantalla rota desde hace meses porque no ha conseguido el repuesto, me dijo en una conversación reciente. El servicio de internet funciona de manera intermitente, por lo que se le complica planear citas o llamadas a horas determinadas. Revisa las redes de manera azarosa, sólo cuando hay señal, lo cual es absolutamente imprevisible, lo mismo que cargar el aparato, puesto que con el servicio eléctrico ocurre igual o quizás peor que con el de internet.

Cuando podamos comunicarnos, si es que logramos hacerlo, tendré que evitar temas relacionados con recetas o comidas, porque sería indelicado de mi parte, conociendo su precaria situación, hacer de los placeres gastronómicos un tema de conversación.

Se me cruza la idea de fijar una cita a través de Zoom para compartir un vinito o un café, ya que debido a la cuarentena – no nos olvidemos del COVID-19-, por estos días que corren, los encuentros personales no so aconsejables. Pero además, recordé lo de la Internet y el servicio eléctrico, la laptop se le dañó por los bajones de electricidad consecutivos durante las pocas horas que llega el servicio, y que sería una grosería sugerir siquiera, lo del vino, sabiendo que no ha podido comprar café en dos meses, porque un kilo le cuesta 6$ y su ingreso mensual es de 3$.

Para poder ser operado, un amigo común se vio en la necesidad de emprender una campaña de recolección de dinero a través de Feisbuk. Luego de haber conseguido la suma requerida y en vista de que pasaban los días, las semanas y no había fecha establecida para la intervención quirúrgica, este amigo solicitó una entrevista con el director del hospital donde debería ser operado. Ante la insistencia, el encuentro tuvo lugar y además, fue invitada, la jefe del Servicio de Traumatología, por tener alguna responsabilidad en el caso del amigo. En medio de la reunión -me refiere nuestro amigo en común, que es quien a mi me narra los hechos-, la doctora en cuestión pregunta airada a su jefe inmediato, el director del hospital, que de quién se trata ese paciente, cuyo caso merece ser tratado en una reunión especial.

Habría que aclarar algunos puntos, para poner en contexto la actitud de la doctora. En Venezuela, los servicios de hospitalización no son un derecho, como en la mayoría de los países del mundo, son un privilegio del cual pueden hacer uso, casi exclusivamente, los funcionarios corruptos de la narcodictadura, que desde 1999 acaban con el País y exterminan a la población mediante una política sistemática de hambre y humillación como la que sufren los ciudadanos comunes y corrientes cuando requieren de los servicios de salud del Estado.

…tendré que evitar temas relacionados con recetas o comidas, porque sería indelicado de mi parte…

En Venezuela, un paciente debe adquirir, no sólo sus medicinas, sino en caso de necesitar de otro tipo de implementos, como agua oxigenada, gasas, jeringuillas, vendas, soluciones yodadas, algodón, algún tipo de dieta preoperatoria especial, toallas higiénicas, férulas, ropa de cama, mascarillas, batas, papel sanitario, jabón, alcohol o desinfectantes; éste debe dedicarse a conseguir sus enseres.

El hospital le solicita a algún familiar una hoja de papel, en donde se le anotan todos los implementos necesarios para el tratamiento de cada caso. Con esta lista, cada familia inicia una jornada de búsqueda, es como una especie de olimpiada de la salud, para ver quien la sobrevive. Nuestro amigo, lo hizo a través de internet. Consiguió el dinero, compró los insumos, pero los días pasaban y no había recibido ninguna llamada del hospital. 

Claro, los pacientes deben esperar en sus hogares, los hospitales en Venezuela, no albergan pacientes, salvo exclusivísimas excepciones. El paciente debe estar sangrante, inconsciente al borde de la muerte y cosas como esas; pero tres días en observación para estudiar el cuadro clínico, si se trata de una pulmonía severa, o si una herida está infectada, de todo eso, se encargan los familiares en sus casas y cada paciente en la suya.

Existen listas de espera para las operaciones, en las que los pacientes son incluidos o no, según las leyes del Olimpo. A nuestro amigo, le informaron de la posibilidad de ser incluido en una de esas listas, ante su insistencia por reunirse con el director del hospital y creo que ahora se entiende un poco la actitud de la doctora que asistió a dicho encuentro.

Es que mi amigo no puede ni siquiera darse una ducha con agua caliente para despejar su mente y continuar escribiendo un poema de amor. Desde hace más de veinte años, mi amigo sólo tiene tiempo para pensar cómo podrá sobrevivir el día de mañana, o si a caso lo podrá sobrevivir. No puede decidir apresuradamente si es mejor hacer la cola para ver si puede o no comprar pan o gasolina, porque aunque permanezca ocho, diez, o quizás, hasta catorce horas en cualquier cola, no hay nunca garantía de que se pueda conseguir el producto que se necesita. Quizás mañana, la prioridad sea, “salir a ver qué encuentra y qué puede comprar” para comer ese día, con el dinerito que le sobró de la recolecta que hizo por Feisbuk, para su operación de fémur. No es fácil tomar una decisión como esa, así de un día para otro.

Sí, a veces es complicado decidir y ponerse de acuerdo socialmente, sobre qué es bueno o qué es malo. Pero no queda duda de que lo que está pasando en Venezuela, desde hace más de veinte años, es atroz y que, ignorarlo, hacerse el desentendido o tratar de justificarlo, es aún peor.

Miércoles 10.03.2021

SIN ESCONDITE

Zeudy Acosta / @zeudyacosta

Emigré de mi país hace seis años, huyendo – como muchos – de la tiranía, pero también de fantasmas del ayer y del presente que hacían el tránsito más congestionado.

Eso sólo lo pude entender años después.

Anduve extraviada por mucho tiempo, sintiendo que debía hallar personas, actividades, lugares que hicieran la diferencia.

Descubrí unas manos que saben dar sin esperar, cocinan, escriben, crean, sanan.

Descubrí unos ojos que admiran, agradecen, sonríen, se pierden en el horizonte junto al mar.

Descubrí unos pies que se transan kilómetros de virtud y pujanza; que aún fatigados anhelan caminos y praderas.

Descubrí un cuerpo que ha perdido delicadeza, pero ha ganado vitalidad; que se quebranta pero siempre encuentra impulso para recomenzar.

Descubrí un corazón que empuja, que vibra. Ese que baila, canta, llora y festeja. Ese que se conforta en su espíritu.

Descubrí una boca que delira y deleita, que ama y alecciona. La misma que se disculpa y encontró millones de razones para sonreír y callar.

Descubrí la calidez de los abrazos, los matices. Cuánto de luna y sol se puedo ser, cuánto de agua y tierra,  cuánto de aire y fuego.

La mayor parte de mi vida anduve buscando perdida, levantando piedras, abriendo ventanas y puertas ajenas, sin darme cuenta que todo estaba allí… Busqué siempre afuera.

Hace seis años huí de aquello que fue… Tuve que levar anclas y navegar, para dar con el  tesoro más grande y valioso, y me encontré.

Los fantasmas siguen allí. Ahora no me escondo.

ENTRE LO POSIBLE Y LO DESEABLE

Dante Garnique / @dantegarnique


Lo bueno de esta guerra es que nos necesita vivos. La conversación llevaba rato, pero esa frase le colocó una especie de sello de denominación de origen. 

En medio de la plaza, con mascarillas para protegerse el uno del otro y guardando las distancias, conversaban sobre el número de muertos, como quien habla de sacos de naranjas o kilos de harina. 

Se estima que existen unos 114 millones de casos en el mundo y unos 2 millones 600 mil fallecidos, con una tendencia diaria de entre 400 y 600 mil nuevos casos, más entre 9 y 14 mil muertes (en los últimos siete días, es decir, entre el 21 y el 28 de febrero de 2021). 

¿Fue creado en un laboratorio, se trata de una guerra química propiciada para controlar el mundo?

Las estadísticas sobre el número de muertos e infectados, sustituyen hoy en día a los otrora comunes boletines meteorológicos. Es tiempo de Coronavirus. 

Los Coronavirus se identificaron por primera vez en los años 60. Bajo el microscopio, las partículas semejan una corona, de allí el nombre. En diciembre de 2019, se identificó un nuevo virus, perteneciente a la familia de los corona y fue designado provisionalmente: 2019-nCoV. En febrero de 2020, se le asigna un nuevo nombre: SARS-CoV-2 (Síndrome Respiratorio Agudo Severo). La enfermedad causada por el SARS-CoV-2, se conoce como COVID-19 (Enfermedad del Virus Corona 19) COVID-19. 

Desde marzo de 2020, el mundo debió asumir de manera sorpresiva y simultánea, la presencia de un virus que pone en riesgo la vida de las personas, esto es lo novedoso del SARS-Cov-2 con respecto a los Coronavirus conocidos hasta la fecha, causantes de gripes “normales”, y es la razón por la cual su propagación fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud.

El Coronavirus invadió todos los rincones del planeta. La alarma se hizo mundial. Los meses de abril y mayo fueron de letargo, incertidumbre, encierro y una especie de parálisis que hasta ahora sólo se habían visto en films de terror o ciencia ficción: THE DAY THE EARTH STOOD STILL (Robert Wise 1951. Aunque también existe una versión de 2008 en la que uno de los protagonistas es Neo, el de Matrix).

Fronteras, fábricas, escuelas, bares, restaurantes, cines, todo se paralizó, todo cerró. Se suspendieron conciertos, vuelos internacionales, las concentraciones políticas, el turismo; el mundo cambió. 

Nueve meses después del gran schok, el mundo es totalmente diferente. La economía está absolutamente afectada. Es entonces cuando comienzan a aparecer atisbos de realidad que nos obligan a resetear la UCP o CPU (Unidad Central de Procesamiento, o Central Processing Unit). 

Si hubiese que ambientar con música, esta parte de la historia, comenzaría ahora a sonar esa versión funny de “Still Loving You” de Scorpions, en la que una especie de hurraca hace una desenfrenada interpretación del tema, mientras pende de una línea de suministro eléctrico, cuando de pronto, un zapatazo le asesta en la cervical.

La realidad es un poco eso, versiones distintas de un mismo tema. Pero el problema no es la realidad, que puede o no ser cuestionada epistemológicamente, el problema es cómo ésta es asumida individual y colectivamente.

Los meses de abril y mayo fueron de letargo, incertidumbre, encierro y una especie de parálisis

Por ejemplo,  el COVID-19 es una realidad, está allí, el mundo tiene a razón de un año paralizado, a causa de él. Pero hay muchas interpretaciones (como versiones de una misma canción). 

¿Fue creado en un laboratorio, se trata de una guerra química propiciada para controlar el mundo y sentar las bases del “Estado Profundo” o de una enfermedad real? ¿Es una buena oportunidad para hacer negocios con las vacunas, usando el poder y los medios de comunicación, para promover el miedo causado por los millones de muertos e infectados en el planeta, y así vender millones de dosis y lograr que los empresarios farmacéuticos se embolsillen unos 26 mil millones de dólares en menos de un año? 

Al negocio sólo pueden acceder unas siete compañías en el mundo: Astra Zeneca (Reino Unido), Cansino Bio (China), Johnson & Johnson, (EEUU), Gemaleya (Rusia), Pfizer (EEUU), Biontech (Alemania) y Moderna (EEUU). 

Las cuentas que los administradores de las farmacéuticas están sacando, apuntan más o menos a lo siguiente: mil 800 millones de dosis durante el primer año, que dependiendo del cliente, podrían costar entre 5 y 10 ó 1 y 3$ c/u, para países con economías sostenibles, o para países pobres, respectivamente. O sea, hay un stock para el Corte Inglés o Macy’s y otro para las tiendas Louis Vuitton. 

Esto daría un aproximado de entre 9 mil y 18 mil millones y mil 800 y 5 mil 400 millones de dólares, dependiendo del cliente, para finales de 2021 o principios de 2022. Nada más en el primer año, después podrían venir la segunda y quizás hasta la tercera dosis; en fin, no pintan mal los números. 

Una cosa si es cierta, aun no se ha podido demostrar que el detonante de la actual pandemia de COVID-19 haya sido el murciélago de Wuhan. 

También parece coherente el argumento de que, mientras mayor sea el número de fallecidos por COVID-19, más personas se sentirían obligadas a vacunarse por el miedo a morir. En ese sentido, “lo bueno de esta guerra es que nos necesitan vivos”, para que el negocio de las vacunas marche como conviene. 

28.02.2021

ENTRE SIRIOS Y VENEZOLANOS

Dante Garnique / @dantegarnique

Hay cosas que sin formar parte del acervo cotidiano, se es capaz de ir incorporando; pero hay otras que son sencillamente inaceptables

Para quienes no me conocen, soy Dante, uno mas de los millones de venezolanos que se vio obligado a dejar su tierra a causa del narcofascismo.

Por inaudito que parezca, a 21 años de sangre, miseria y destrucción, siguen habiendo venezolanos que ante la mínima sospecha de cuestionamiento al chavismo y sus años de asesinatos, son capaces de esgrimir un “sí, pero es que…”

Hace quince ó 18 años, con la candidez correspondiente, hubiese quizás, concebido el beneficio de la duda. Pero transcurridas cientos de miles de muertes y un éxodo de más de seis millones de almas, a estas alturas, dudar es transigir, callar es apoyar y no aceptar la monstruosidad de lo que la narcotiranía instaurada por Hugo Rafael Chávez Frías, prolongada y usufructuada por Nicolás Maduro y sus acólitos, desde hace más de 20 años en Venezuela; es ignorancia, servilismo; o como decimos en Venezuela: rastacuerismo.

El rastacuero es una subespecie de ser, cuya conformación axiológica primaria, es tanto más, tanto menos, la de un jala mecates, chupa medias o bozalea´o, con el perdón de todos ellos. Es una mezcla de chavista con aspiraciones a junta de condominio o de vecinos, y madurista reformista de la herencia del sátrapa de Sabaneta. 

Pero no es de esa especie, de la que nos ocuparemos hoy, sino de una de sus mutaciones: Los benditos bendecidores. 

El tema Venezuela en el escenario internacional, pasa a un segundo plano ante conflictos como el de Siria, a pesar de que las cifras de muertes y desplazados, puedan llegar a ser mayores en el caso del país suramericano.

Más de 400 mil muertos y cinco millones de desplazados, son las cifras que se le atribuyen a Bashar al-Asad en Siria. Maduro puede, en Venezuela, incluso superar a  al-Asad. 

Aquí es donde comienza el crepitar de dolientes del Narconazismo venezolano. Esa gente es capaz de argumentar, que las 28.000 muertes violentas ocurridas solamente en el año 2016 en Venezuela, no son comparables con las 470.000 víctimas de la guerra civil siria en 10 años. 

dudar es transigir, callar es apoyar y no aceptar la monstruosidad de lo que la narcotiranía instaurada por Hugo Rafael Chávez Frías

Los laboratorios de guerra psicológica venezolanos intentan impactar a la opinión pública, montando un show mediático en torno a las gotas milagrosas contra el COVID-19, para desviar la atención del incremento en la tasa de homicidios de 19 a 81,4 por cada 100.000 habitantes. Un aumento del 428%; Pero eso, según los rastacueros, no se puede comparar con el caso de Siria, porque las muertes en Siria son causadas por balas, mientras que en Venezuela, las muertes son causadas por hambre, miseria, enfrentamiento entre bandas o desacato a la autoridad. 

En Siria hay una guerra, en Venezuela no, Maduro tiene más muertos encima que Bashar al-Asad y por su culpa, más venezolanos que sirios han abandonado su país; pero alguien se ha encargado de convencer al mundo en estos 20 años, de que el caso venezolano, es una cosita insignificante.

Entre 2013 y 2019, por señalar sólo seis años de la Dictadura Narcomafiosa, más de 100.000 venezolanos engrosaron la lista de víctimas de la violencia y aumentaron los casos de “resistencia a la autoridad”. ¡Ah no!, pero no podemos comparar a Venezuela con Siria, porque en Venezuela no hay una guerra como la que padece Siria, aunque en Venezuela haya más muerte y más destrucción que en Siria, con el debido respeto que nos merece el pueblo sirio. Debe ser que como  la muerte por hambre es más suavecita, duele menos, entonces por eso las muertes de venezolanos durante estos 21 años de narcodictadura, generan menos titulares de prensa que los muertos y desplazados sirios. Aunque no sea descabellada la idea de que dada la evidente manipulación de datos en ambos casos, las cifras venezolanas pudiesen eventualmente incluso superar las del caso sirio. 

Son veintiún años de narcogobierno contra 10 de guerra civil, o en palabras de Roberto Briceño León, Director del Observatorio Venezolano de Violencia, (OVV), organización no gubernamental que junto a algunas universidades, investiga los índices delictivos en Venezuela, el país se ubica en la parte más alta de las listas mundiales de violencia, superando a algunas naciones que viven en conflictos armados.

“Sí, pero es que…” empiezan los rastacueros. Sí, ¡pero es que nada!. 

El caso venezolano es comparable con el nazismo y con la guerra siria. Allí están los datos. Lesa humanidad, holodomor y genocidio, son ideas asociadas al chavismo.

Hoy desde el exilio, me pregunto cada vez con más insistencia, sobre lo que me sigue uniendo a mi País, y más allá de venezolanos que repudien la monstruosidad, eufemísticamente hablando, que se vive en Venezuela desde 1999, no queda nada. 

…las muertes en Siria son causadas por balas, mientras que en Venezuela, las muertes son causadas por hambre, miseria, enfrentamiento entre bandas o desacato a la autoridad. 

El tiempo para la presunción de inocencia en el juicio al Narcochavomadurismo se agotó. El rastacuerismo es otra forma de narcochavismo, es como decir la oposición venezolana, no hay cabida para más “sí, pero es que…”

Es aquí donde entran los benditos bendecidores, que son el verdadero tema de este escrito. 

Entre el exilio, la pandemia, la cuarentena y las nuevas formas de relacionamiento social, se encuentra uno con cada especie, que sorprende más que la otra. 

Los círculos sociales a los que nos ha confinado el confinamiento, son algo así como: “Venezolanos en el Exterior”, “Venezolanos a punto de irse al exterior”, “Venezolanos en camino al exterior”, “Grupo de amigos”, Grupo de Mejores amigos”, “Grupo de mejores amigos exclusivos”, “Grupo de Facebook”, “Grupo de Facebook en contra del uso de los datos privados en Facebook”, “Grupo los reptilianos”, “Grupo Sumerios”, “Sumerios y Anunakis”, “Los maracuchos”, “Maracuchos en Maracaibo”, “Maracuchos en el Mundo”, “Seguidores de Lila”, “Detractores de Lila”; pero hay un grupo, que es como el cero a la teoría de conjuntos. Pertenece a todo conjunto, pero no es un conjunto en sí mismo.

Es un grupo de gente que lo único que hace es bendecir. Uno no sabe si esa gente sabe escribir o no, si tiene buena ortografía o no. No se sabe si son de verdad o son una máquina programada para bendecir apenas uno acerca la mano a su celular. Es difícil determinar si son amigos o son un sistema de espionaje cibernético o un grupo de hakers comandado por Julian Assange para sacarle a la luz pública toda la porquería que se consume por las redes sociales, dos días antes de la postulación a la presidencia de tu grupo de jua sap y así entonces acabar con tu carrera política.

En fin, ellos sólo profieren bendiciones.

Bendecido día, te dicen. Bendecida semana, bendecido domingo. Nada de bendito seas, ni que te vaya bien, no, es el verbo bendecir conjugado, ni siquiera en pasado simple o en pretérito, sino como en copretérito pluscuamperfecto, calculo yo, y me imagino que está conjugado en ese tiempo, para que la bendición sea, lo suficientemente bendecida y bendecidora. 

Esta gente, además de bendecida, tiene la particularidad de ser de teflón. Les resbala como esté uno. Si uno está preso o en el hospital. Esa gente no sabe si uno anda de luto o de parranda, ellos no saben si uno es feliz o si está siendo martirizado en uno de los círculos del infierno, no saben si uno fue abducido, o si fue poseso por uno de los ángeles caídos. No, ellos sólo bendicen, esa es su única función, su razón de existir. Ellos lo único que hacen es postear, o como se dice ahora en buen castellano, “guasapear” emoticones que tengan el verbo bendecir adjunto. Pero uno se desaparece tres meses y a los tres meses le estampan en la pantalla su bendecido MSM, no se interesan por saber el motivo de la prolongada ausencia, sólo les interesa que uno esté bendecido. Uno le puede haber deseado el feliz cumpleaños cada 30 de febrero puntualmente durante 48 años y deja de hacerlo durante quince, y al felicitarlos nuevamente después de 16, ellos se limitarán a mandarle su bendecido mensajito cuando lo ven a uno conectado a la red.

Claro, hay excepciones, las que confirman toda regla. Un bendito bendecido puede dar consejos. Dante saca todo ese odio de tu alma, tu no eras así. No permitas que tu risa se marchita por el pesimismo. Vive tu fe desde el amor, desde la tolerancia, no permitas que las fuerzas del mal opaquen tu luz. Vibra en positivo, desde la llama violeta y envuelve a Venezuela en tus pensamientos en verde de sanación. 

Pero como te digo una cosa, te digo la otra. Si a la madera le cae polilla, hay que buscar una solución. Si al perro le caen pulgas, se le busca remedio, al huerto hay que desmalezarlo para cosechar el buen fruto. Si el niño está adquiriendo malos hábitos, se le corrige y en ninguno de esos casos el odio tienen que ver. No se le tiene odio a las polillas aunque haya que exterminarlas, ni se odia a las pulgas ni la mala hierba ensombrece la luz de tu alma, mucho menos pretendes maltratar al niño. El tema es que todos sabemos qué es lo que corre por las cañerías; pues bien, en Venezuela las cañerías están tapadas por el ejercicio del poder a manos del narcotráfico y la miseria humana. 

Pues si amigos, entre sirios y venezolanos, bendecidos sean todos.