Dante Garnique
Noviembre de 2018 ya casi alcanza su tercera semana. Transcurridas otras cinco, Venezuela habrá sumado a su historia, otro año más de dictadura.
En los siguientes días proliferarán chistes en contra del régimen.
Los voceros de «la oposición» cesarán de dar declaraciones durante la temporada decembrina y comenzarán a hacerlo de nuevo durante la segunda semana de enero, para decir que hay que buscar una salida democrática a la crisis venezolana.
Está previsto ya, para esa fecha el debate sobre la legitimidad o no de la dictadura. Es legítima la dictadura o no es legítima? Complicadísima pregunta que habrá de responderse desde la inteligencia de la moral de la casta política criolla… Habrá foros, especialistas nacionales e internacionales que aportarán su intelectualísima opinión a este respecto.
En enero se escucharán de nuevo los nombres de la sabiduría. Son los nombres de los actores que «se guardan» para dar declaraciones solamente en los momentos «políticamente convenientes»; salvadores, «verdaderos patriotas», posibles sustitutos, héroes y heroínas, mesías que prometerán el retorno de la vida democrática a Venezuela.
Se dirá que el régimen ahora sí está al borde de la implosión, se dirá que el pueblo no debe cansarse, que el que se cansa pierde, que hay que presionar al régimen ahora que éste se siente acorralado; pero sobre todo, que no hay que perder las esperanzas.
Así transcurrirán seis o siete meses, habrán debates públicos, la mayoría de ellos a través de las redes sociales. Surgirán escándalos que se pondrán de moda y pasarán de moda. Habrá mucha nostalgia a causa del tema de la migración, habrá más historias de emigrantes venezolanos. Se exigirá la liberación de «Fulanito de tal, preso político». Surgirá nuevamente el tema de las elecciones, llegará octubre de 2019 y las esperanzas para Venezuela serán cada día más grandes.
Habrá mucha motivación, se propagará el optimismo, viajarán a través de las redes sociales, piezas musicales de ensueño: orfeón universitario, temas autóctonos en versiones sinfónicas, gaitas más emblemáticas que La Grey Zuliana, todo muy emocional,. La manipulación emocional es el arma más poderosa del neofascismo del siglo XXI. Se enseñará a confiar en la fuerza interna del ser humano, a fortalecer las energías positivas y ya casi será noviembre de 2019.
La propaganda se sirve del lenguaje como herramienta de influencia social, los propagandistas del régimen saben que los anuncios hechos con palabras positivas, brillantes y asociadas con la felicidad, sirven para engañar. No es confiable quien emite sólo mensajes asociados a la felicidad.
Ello explica la inconmensurable contradicción que habita en el subconsciente colectivo nacional. En apariencia, hay un deseo colectivo por salir de la dictadura; pero el aparato de propaganda se ha encargado de asociar esta salida, al concepto de violencia, intervención militar, plomo parejo, y por eso, se prefiere la continuidad de la dictadura, antes que la violencia. Por el contrario, cuando se habla del régimen a través de chistes, con anécdotas que inducen a la risa y a la picardía del venezolano, entonces, se induce el deseo de seguir viviendo en dictadura, pero felices y contentos y no, en libertad, pero de luto.
Esa es la función de los memes «en contra» del régimen; por eso, las comunidades de jua sap están llenas de mensajes maravillosos, de hazañas de víctimas individuales de la burla o intimidación (bulling) que la han superado y han aprendido a vivir, como lo hace todo el mundo, sin prestarle atención al que dirán, pero que por eso, ahora son héroes.
La salida para Venezuela, aunque no se vislumbra electoral, no tiene que ser violenta.
La violencia no es opción en Venezuela, plomo, no es una opción en Venezuela. La violencia y el plomo son las propuestas de la inteligencia de la moral en Venezuela; de los sectores más ávidos de poder.
Quién gana en Venezuela con la violencia?
Gana quien tiene la esperanza de repartirse el poder en medio del caos generalizado, sobre una mesa de negociaciones, entre whiskys y canapés.
Luego de la violencia, los factores de poder, los héroes, los nuevos mesías, los partidos políticos, las organizaciones electorales, adularán al pueblo exaltando su bravía actuación.
Ese era el ejemplo que teníamos que seguir, dirán. El ejemplo que Caracas dio.
Después de la violencia se televisarán funerales, se colectivizará el dolor; pero no el poder. Se declararán días de duelo y habrá solidaridad pública con los familiares de los muertos.
Es más fácil engañar que convencer a quien es víctima del engaño, de que está siendo engañado.
Hay mucha rabia y mucho resentimiento que deben ser canalizados y los mecanismos de propaganda del régimen han hecho su tarea.
El público, adoctrinado, sólo acepta en estos momentos, mensajes positivos, chistes sobre la dictadura y el dictador. Debates de «alta política» y profundísimos análisis económicos y comparaciones históricas de la dictadura venezolana con la cubana y con otras a lo largo del mundo; pero cuando alguien dice que lo único importante hoy, 11 de noviembre de 2018, es despojar del poder a la dictadura, entonces, a ese alguien se le cuestiona. Esto es así por dos razones.
Porque la propaganda del régimen funciona y porque los factores de poder en Venezuela continúan dependiendo, existencialmente, de la dictadura.
La existencia de los actuales factores de poder en Venezuela (partidos políticos y organizaciones electorales principalmente, aunque no exclusivamente) depende de la existencia de la dictadura; si desaparece la dictadura, desaparecen los actuales factores de poder.
La emergencia de nuevos factores de poder será lo que abrirá distintos horizontes a lo que un día fue Venezuela. Esto deberá ocurrir en algún momento y no tiene que mediar un charco de sangre entre éste y ese momento. Pudieran acortarse las distancias entre éste y ese momento; pero hay todavía mucha mesa de la unidad y mucho AD y mucho Copei de por medio.
Sacar al dictador de Miraflores sin violencia no es nada complicado, lo complicado es encontrar en Venezuela quien pueda hacerlo, con apoyo o sin él; interno o externo y que además tenga verdadero interés en hacerlo.
Porque hay quienes queriéndolo, no pueden y al expresar abiertamente su posición son estigmatizados por acción de la propaganda.
Domingo 11.11.2018
A quien hoy se pregunta si la dictadura venezolana es mejor o peor que la cubana o la Alemania de Hittler