CULPABLES DE LA OSCURIDAD

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Belén González / @mbelengg

No se trata de un ataque terrorista de la oligarquía, ni de un acto de sabotaje de la oposición como afirma Jorge Rodríguez; tampoco es el resultado de la guerra eléctrica imperial, como asegura su hermana Delcy, y mucho menos, el trabajo perfecto de un francotirador como certifica Nicolás Maduro, porque la falla eléctrica que mantiene a Venezuela a oscuras es sencillamente, resultado de una añeja espiral de corrupción, cuya consecuencia más nefasta, fue la llegada del chavismo al poder.

No toda la responsabilidad recae sobre Hugo Chávez y sus acólitos, porque negar que durante décadas, quienes manejaron las compañías encargadas de prestar el servicio eléctrico en el país, menospreciaron la inversión en infraestructura y se robaron una buena tajada de dinero, sería querer tapar el sol con un dedo.

Lo que sí es cierto, es que la cosa comenzó a empeorar con las decisiones del difunto en materia eléctrica; específicamente cuando en 2007, mientras los trabajadores del sector exigían un contrato colectivo, él anunciaba la centralización del sistema eléctrico nacional, fusionando las 14 compañías regionales, tanto estatales como privadas, en un organismo único, Corpoelec, que estaría integrado a una nueva cartera: el Ministerio de Energía.

…quienes manejaron las compañías encargadas de prestar el servicio eléctrico en el país, menospreciaron la inversión en infraestructura…

Tal decisión administrativa no sirvió para solventar la situación, los problemas y la corrupción se agudizaron. El flamante nuevo ministerio quedó en manos del hasta entonces diputado Ángel Rodríguez, técnico instrumentista petrolero, egresado de la Escuela Técnica Industrial Eugenio Mendoza, de Puerto La Cruz. Una ficha leal a Chávez, y quien lo acompañó como miembro activo del MBR-200, y posteriormente, del PSUV.

La misión del nuevo ministro era impulsar los 42 proyectos de infraestructura, presentados por Chávez, para potenciar la producción y distribución de la electricidad en el país, pero prácticamente ninguno se concretó y su gestión se caracterizó más bien, por el despilfarro de recursos. Se produjeron entonces los graves apagones de 2008 y 2009, que trajeron como consecuencia un racionamiento eléctrico que le costó el cargo a Rodríguez en enero de 2010, por resultar absolutamente ineficiente.

Apenas unos días después, el hasta ese momento Ministro de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez Araque, asumió fugazmente la cartera eléctrica. El antiguo líder guerrillero, quien se hacía llamar «Comandante Fausto» y era experto en explosivos, fue una pieza clave para Hugo Chávez; ocupó distintos cargos de gobierno, pero no logró estabilizar el conflicto interno en PDVSA, que provocó el desmembramiento de la petrolera venezolana.

El paso de este abogado -egresado de la Universidad Central de Venezuela y especialista en materia petrolera-, por el Ministerio de Energía fue, a parte de breve, muy gris. Su sorpresiva salida del despacho llevó a un período de transición, hasta que en el 2012 Héctor Navarro, ex Ministro de Educacional, Cultura y Deporte, tomó la batuta. Ingeniero Eléctrico y magíster egresado de la Universidad Central de Venezuela, con un doctorado en Ingeniería por la Universidad de Manchester en Inglaterra, fue el más capacitado a nivel profesional para el cargo, pero su misión no fue lo que se esperaba.

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Durante su gestión se colocó la primera turbina de la planta de Tocoma, de un total de 10 que se irían incorporando paulatinamente. Los desembolsos de dinero de ese proyecto fueron inmensos, pero nunca se terminó, y buena parte del presupuesto de esa primera etapa, se dio por desaparecido. Sus 15 años de luna de miel con el chavismo, terminaron abruptamente cuando decidió defender al también exministro Jorge Giordani, luego de que éste criticara abiertamente al gobierno chavista. Defender a su “amigo” le costó además del cargo, su puesto en las filas del PSUV.

Tras la caída en desgracia de Navarro, el turno al bate correspondió de Jesse Chacón, militar, golpista, ingeniero con un postgrado en Telemática del Instituto Nacional de Telecomunicaciones de Francia. Su nicho de poder comenzó a florecer en Conatel, luego entre 2003 y 2015 fue titular de varios ministerios: el primero el de Comunicación, de allí pasó a la cartera de Telecomunicaciones e Informática, luego fue Ministro del Despacho de la Presidencia, y Ministro para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias.

El 21 de abril de 2013 fue nombrado Ministro de Energía Eléctrica, y en sus casi dos años de gestión se instalaron 862 kilómetros de nuevas líneas de transmisión, se distribuyeron más de 49 millones de bombillos ahorradores en todo el territorio nacional, y se pagó el 100% de la deuda laboral. Pero la corrupción no se detuvo y parte del dinero asignado a los distintos proyectos desaparecía misteriosamente, una denuncia hecha, por cierto, por el anterior Ministro de Energía, Héctor Navarro.

…ese voto castigo con el que, en 1998, quisimos erradicar la corrupción que carcomía al país, pero la jugada resultó un fiasco…

Tras la salida de Chacón, Maduro designó al Mayor General de la Guardia Nacional Bolivariana Luis Motta Domínguez como Ministro de Energía, a pesar del montón de acusaciones en su contra sobre desvío de fondos públicos. Quien se autodefine en redes sociales como un “soldado, bolivariano, revolucionario, socialista, antiimperialista y radicalmente chavista”, fue presidente del Instituto Nacional de Tierras, Intendente de Precios Justos, y Ministro de Estado para la Región Estratégica de Desarrollo Integral Central, además de Secretario de la Gobernación de Aragua y jefe de la Empresa Socialista de Carretera de Aragua.

Desde hace años se le vincula con el lavado de dinero proveniente de la corrupción y de contrataciones fraudulentas a través de empresas en manos de sus testaferros, e incluso, una división élite de la DEA lo investiga por nexos con el tráfico de cocaína. A todo esto, debemos sumar el hecho, más que evidente, de que solventar la crisis eléctrica del país no ha sido precisamente la piedra angular de su gestión.

Lo que hoy está viviendo Venezuela, no sólo en relación al suministro de energía eléctrica, sino en general, es resultado de ese voto castigo con el que, en 1998, quisimos erradicar la corrupción que carcomía al país, pero la jugada resultó un fiasco, porque esta se hizo más profunda, más densa y más voraz. Pusimos el país en manos de un grupo de delincuentes indolentes y sin escrúpulos, que mienten descaradamente, y a quienes sólo les importa llenar el bolsillo. Todos ellos son culpables de apagarnos la luz, en muchos sentidos.

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