EL VUELO DE DELCY LA FEA

Zeudy Acosta Paredes / @zeudyacosta

Me había prometido no tocar el tema, no volver a escribir sobre este personaje. No por miedo, eso jamás. Digamos que por un asunto de salud, sobre todo mental. Pero hay tanta persistencia, tanto empeño en ser noticia, protagonista de la era más turbia y sombría de Venezuela, que no hay remedio.

Había hecho un paréntesis algo extenso en el tema político venezolano que, como sabemos, salpica y enloda todos los demás escenarios, lo social, lo económico, lo psicológico, y no se limita a la geografía nacional, va mucho más allá. Casi un tema estratoférico e intergaláctico.

Uno hace el intento de no afectarse, pero es imposible, por cuanto la familia, los amigos, siguen allá, siendo verdaderos Héroes de la Resistencia. Venezuela es una resonancia, da mucho de qué hablar, no siempre (prácticamente nunca), para temas positivos o evolutivos. Y si en el escenario aparece ella, la fea, el cielo se torna gris, el sol se oculta. Delcy, es una mujer con pocas virtudes, pero de grandes ideas maléficas, macabras. Trepadora y asesina, ya sabíamos que era, pero se ha descubierto recientemente en territorio español, su capacidad de volar. Y diría Jaime Bayly sin vacilaciones: «¡Claro! Había tardado en hacerlo, el murciélago ese», con el perdón de los quirópteros. Le cuadra mejor vampiro. Parece que había tardado en aprender a volar, aunque es experta escurridiza. Un ave de rapiña, con dotes de mutante.

Cuando mencionaba lo de la salud mental, es porque honestamente no es fácil mantenerse fresco y sano ante las noticias que se difunden de Venezuela (imaginen las que no), hay que hacerse una coraza. Caramba, uno es humano. Lo que ha ocurrido en mi país duele, de veras. Hay que hacer profilaxis interior, catarsis. Pero también, no olvidar que uno como periodista tiene deberes, aun desde afuera, amén del hecho propio de ser venezolano y sentir impotencia, una revuelta intestinal.

Entonces, te vas informando, lees aquí, y allá; te llegan datos, te cuelgas viendo videos y leyendo titulares, artículos, y el estupor te calienta la sangre. Un nombre recurrente, siempre en escenarios detestable y deleznables, en acciones repugnantes, Delcy La Fea. Asimismo, en mayúsculas no para denotar, sino para subyacer.

Confieso, a mi me resulta difícil de asimilar lo que esta mujer es. Es que la conocí, y somos de una generación de la que pocos, muy escasos,  hemos sido capaces de ser copartícipes de la destrucción de una nación entera. La mayoría somos además de profesionales de carrera, gente honesta y trabajadora, sobrevivientes de la crisis, en territorio nacional o como inmigrantes. La veo, y pienso ¿qué carajo le pasó? ¿Pero por qué tanto odio? De la niña y adolescente dulce y apacible, no queda nada. Hemos sido testigo de una metamorfosis al peor estilo de Kafka.

Descarada, cínica, indolente, malvada, cruel, es mucho el calificativo que encaja con su comportamiento, con sus acciones, y es todo eso y más, lo que hace que su imagen física, su presencia sea tan desagradable, vomitiva ¿Quién con tan mala vibra, y envenenada, puede reflejar belleza? No es fea de gratis, y por ello, sus ojos caídos como los índices económicos y de desarrollo del país, su boca torcida como el futuro de una nación entera, y uno supone que también por tanto veneno que emana de ese túnel oscuro y macabro. No es de gratis que sea protagonista de cuanta sátira se permita la gente idear con su rostro (sin enfatizar en su tono o acento al hablar). Ese que con desfachatez ambienta con monturas que ningún funcionario público honesto es capaz de pagar con su propio sustento.

Delcy La Fea, otra vez es noticia en la palestra internacional por la asombrosa e increíble manera como burla no sólo el espacio aéreo europeo, al cual tiene prohibición de entrar por considerársele una criminal de alto calibre y cómplice del narco régimen de Maduro (toño el amable). Es que también – no conforme con hacerlo con Venezuela-, se ha burlado del pueblo español, confabulada con personeros de la dupla Sánchez – Iglesias. Entró, como decimos en buen criollo, como perro por su casa, se bajó del avión,  y sin volar por los aires ni alzada en hombros, pisó suelo del Aeropuerto de Barajas,  y  en un salón VIP se reunió por unas cuantas horas, con el ministro de Transporte José Luis Ábalos, aunque pretendan desmentirlo.

Qué feo ha sido esto, qué feo su papel en la historia contemporánea de Venezuela, porque algún día será sólo eso, un referente de lo más burdo. Cuán feo su legado «político» y su participación en la involución de una nación. Cuán fea Delcy, por dentro y por fuera. ¡SACUDE DOBLE FEA!

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