¡QUÉ BUENO ES MADURO! 

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Zeudy  Acosta Paredes / @zeudyacosta 

Por más que parezca inaudito, hay gente lanzando loas y picándole el quesillo al régimen «por su diligente acción en contra del Coronavirus«. Pero no se trata de los afectos a Maduro y su combo, la cosa viene hasta de quienes dejaron de creer en ellos hace un tiempo, o de los que nunca comulgaron con la “revolución». Esto es como si se hubiese desarrollado en el ciudadano venezolano una especie de Síndrome de Estocolmo, en el cual la víctima siente afecto y agradecimiento por el secuestrador. Es como estar enterrando a un hijo, y que el asesino se aparezca en el funeral a darte el pésame. 

Un país a merced de protocolos de papel, de “autoridades” afirmando que el Coronavirus es letal, como si ellos no lo fuesen. 

Cualquier persona que represente al régimen, es alguien habituado a mentir con notable desfachatez, a manipular, capitalizar y multiplicar el odio, algo así como la propagación del virus. Pese a su incalculable esfuerzo, no hay manera de creer que tengan como propósito resguardar al pueblo venezolano; la pandemia les ha caído como anillo al dedo para darle una denominación científica o institucional al secuestro masivo al que han sometido a país entero. ¿Y saben qué es realmente jodido?, encerrase en una casa por días, con la familia en pleno, sin agua, sometidos a horas de confinamiento sin luz, sin poder adquisitivo para comprar alimentos dignamente, evitando depender del humillante contenido de la Caja CLAP. No es lo mismo, la cuarentena en un país donde hay acceso a los principales rubros alimenticiosque en Venezuela, donde muchos se ayudan con remesas, y otros sobreviven con el día a día. Tampoco es igual afrontar esta crisis, en un país donde no hay medicamentos esenciales, guantes ni tapabocas, ni aparatos de respiración artificial. Un país a merced de protocolos de papel, de “autoridades” afirmando que el Coronavirus es letal, como si ellos no lo fuesen. 

Y por si esto no es suficiente, enfrentar un estado de emergencia, sobre la propia emergencia de salubridad que ya padece Venezuela desde hace años, es tan criminal como la pandemia misma; el riesgo de morirse, sigue siendo el mismo. Me hace recordar a Larry Browne, quien afirma “El socialismo te rompe las piernas, luego te da unas muletas, y te dice: sin nosotros no tendrías muletas». 

En efecto, esto me conlleva además a pensar, sin temor a equivocarme, que hasta las cifras de casos contagiados y de víctimas mortales están maquilladas, que no se habla “oficialmente” del masivo contagio que se produjo a partir de la tremenda rumba que se protagonizó en Los Roques durante varios días, donde aparecen involucrados algunos enchufados. Se trata de un régimen deshonesto y cruel que, pretendiendo aparentar ser eficiente y eficaz, en las primeras de cambio, suspende los vuelos internacionales provenientes de Europa y EEUU, pero no los de China, que es el país donde se originó el virus.  

El Departamento de Estado de EEUU le ha puesto precio a su cabeza al calificarlo como narcotraficante patrocinador del terrorismo.

Ahora sí quieren vestirse de ovejitas para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) les ayude a obtener recursos para contrarrestar la pandemia, pretendiendo olvidar las repetidas veces que Nicolás Maduro despotricó del organismo y juró que jamás tocaría a su puerta. Pues, quien escupe para arriba, la saliva le cae en la cara. Parece que hasta emisarios tuvo que emplear para que hicieran el lobby, y aun así – para desgracia del pueblo venezolano-, nunca lo dejaron entrar. Imaginemos, incluso, a manos de quién iban a parar esos fondos, «chivo cuidando pasto».  

El régimen parece ignorar que el nombre de Maduro, y todo lo que él representa, está bajo la sombra de la inconstitucionalidad y que a escala internacional pocos le reconocen como Presidente. Y ahora, que el Gobierno de EEUU, a través del Departamento de Estado le ha puesto precio a su cabeza al calificarlo como narcotraficante patrocinador del terrorismo, la mesa se ha servido. 

Da la impresión de que, pese a lo turbio que resulta todo en torno al madurismo, que hace unas pocas horas planteaba la posibilidad de dialogar y negociar con la seudo oposición no sé qué cosa, aún haya margen para acreditar en sus acciones y palabras. Que haber desfalcado al país no cuente, que los innumerables casos de crímenes de lessa humanidad, de torturas a los presos de conciencia, de niños muertos por inanición, de jóvenes asesinados por defender a su país y su futuro, tengan una especie de separata hoy, y que Maduro entonces sea el bueno de la película. Maduro es un bueno para nada, porque –sin ánimos de elogiarlo-, hasta Pablo Escobar le pasó la mano a Medellín.  

4 comentarios sobre “¡QUÉ BUENO ES MADURO! 

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