MI PAÍS AJENO

Mi pais

Zeudy Acosta Paredes/ @zeudyacosta

Perdí la cuenta de cuántas veces quise regresar. ¿Me quería devolver a Venezuela? Claro, un montón de veces, la posibilidad me acorralaba. Mientras estaba en negación,  el entorno y la realidad me exprimían buscando acabar con mi resistencia, y mostrándome que aceptar era la mejor opción, pero en mi mente la presión de virar la manivela o el timón, en dirección al norte del sur, se imponía. ¿qué iba a buscar allá?. Qué había de lo que yo extrañaba o anhelaba?. En el mismo instante en que partí, ya Venezuela me era ajena.

Secuestro, robo, imposibilidad para adquirir alimentos y medicinas, apagones, ausencia de agua y gas; todo me había golpeado de cerca, en el dorso o el mismo rostro. Una larga e interminable espera nos mantuvo en territorio venezolano. Aguardando con esperanza que aquello terminara, los años nos fueron acorralando, víctimas de mentiras y falsas expectativas. Y sin embargo allí permanecimos, incautos, vulnerables.

Si alguien me preguntara hoy (y vaya que ha sido recurrente en estos meses) si me regreso a mi país, la repuesta es también constante, una onomatopeya del dolor y la franqueza: mi país no existe, mi país es ajeno.

Cómo se puede querer volver a lo que ya no es, a lo que dejó de ser amor, pasión? Cómo creen que puedo extrañar a un fantasma que a diario viene a perturbar mis sueños y mis días?

Ya no puedo extrañarte porque te has impregnado de despedidas, de infinitos sueños rotos, de muerte por doquier. Te has vaciado los bolsillos y las manos heridas no consiguen sostener nada, ni la fe.

Aquel país donde crecí, donde soñé, donde me hice mujer, profesional, madre, es un perfecto desconocido. Allá la muerte anda cazando sin desdén, se cierne el miedo a ultranza. Allá, la supervivencia es una ley que se asume o pierdes. Allá los caminos no conducen a ningún lugar. La única ruta segura es la del exilio. Yo no extraño ningún lugar, ninguna calle o montaña porque nada es seguro, porque todo huele a pena y culpa.

Allá sólo tengo mis afectos, los pocos que me quedan. Ya no hay amigos para un café o una función de cine, para charlas y complicidades. De seis hermanos, sólo quedan dos y mis viejos, cada vez con menos tiempo y templanza. ¿Qué puedo extrañar que aun exista? Si fueron esas ausencias paulatinas las que me empujaron al vacío del destierro…

Eras imperfecto pero pujante. Te vestías de ensueños y bellezas universales, de azules aguas y crepusculares atardeceres. Eras imperfecta pero había luz. Ahora las sombras te cubren y yo dejé de verme en la oscuridad que te arropa. Por eso no te extraño, por eso no quiero volver. Eres un extraño, eres ajeno.

2 comentarios sobre “MI PAÍS AJENO

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