Belén González / @mbelengg
En 1895, una novela de ficción escrita por el británico Herbert George Wells sembró una semilla de curiosidad que hasta la ciencia ha investigado con seriedad. Su relato -que mezcla aventuras, doctrina social y política-, sigue siendo un referente a pesar de que hace más de un siglo que se publicó, se trata de la Máquina del Tiempo.
Esta novela, basada en la existencia de una cuarta dimensión, encierra un mensaje sobre la dignidad humana y la moralidad, más allá de la invención de un aparato que permita a un ser humano viajar a través del tiempo; un concepto que implica el desplazamiento hacia el futuro y el pasado, aunque en este caso, sin pretensiones científicas y sin mencionar las paradojas, las líneas temporales, ni los elementos sobre la materia que explica la teoría de la relatividad.
…lo cierto es que nuestra desgracia comenzó con aquel intento de golpe del fatídico MBR200…
Con todo lo que está sucediendo en Venezuela, me pregunto cuántos quisieran tener una Máquina del Tiempo para regresar a 1992 y evitar la actual catástrofe, porque lo cierto es que nuestra desgracia comenzó con aquel intento de golpe del fatídico MBR200, con el difunto entre los cabecillas. Ese hecho distorsionó nuestro futuro como nación, y se agudizó por culpa de un grupo de incapaces que, teniéndolo todo para triunfar, ignoraron la importancia de respetar la dignidad humana y la moralidad.
El “líder”, Hugo Rafael Chávez Frías, es el protagonista de una historia que comenzó cuando la señal de televisión nacional inmortalizó su frase “por ahora” catapultándolo a la fama.
El llamado paladín de los “pata en el suelo”, el Robín Hood de la política criolla, terminó siendo el gran culpable de la quiebra de un país, del hambre, del fin de meritocracia, de la instauración de la violencia, del desarrollo de un narco Estado, y del éxodo más grande en la historia de Venezuela; un país que, en ese entonces, era rico, democrático y respetado, aunque ciertamente no perfecto gracias al juego de la guanábana, es decir, el intercambio del poder entre verdes y blancos, copeyanos y adecos, entiéndase socialcristianos y socialdemócratas.
Sin embargo, la responsabilidad de este futuro oscuro no es exclusivo de Chávez, la comparte con el expresidente Rafael Caldera, quien le dio libertad plena tras pasar dos años preso por el intento de golpe. Fue entonces cuando a Luis Miquelena, según se ha dicho uno de los cerebros detrás del difunto, se le ocurrió que era el momento de usar un disfraz de demócrata…y todo el mundo se comió el cuento, para luego, con los años, pagar con llanto ese fanatismo ciego por “lo nuevo”. Y que conste que no lo digo yo, es historia contemporánea de Venezuela.
Es importante recordar, para entender el presente -ya que hablamos del tiempo y sus paradojas-, que la ruina de Venezuela comenzó el 6 de diciembre de 1998, cuando Chávez ganó las elecciones presidenciales con el apoyo de más del 80 por ciento de los electores del país. Gracias a Dios no me incluyo en ese grupo. Una vez en el poder, movió los hilos con tal finura -siguiendo el guión del comunista Fidel Castro-, que técnicamente nadie lo pudo calificar en su momento como dictador, en el más estricto sentido de la palabra.
…un ser egocéntrico, un tipo grosero, irrespetuoso y colérico, absolutamente convencido de que era el dueño del país y no un servidor público…
Tuvo la astucia para hacer que sus actos de gobierno fueran legales, apropiándose de todos los poderes públicos, y convirtiéndose en un ser egocéntrico, un tipo grosero, irrespetuoso y colérico, absolutamente convencido de que era el dueño del país y no un servidor público.
Para quien tenga lagunas de memoria, vale la pena recordar que en abril de 1999, una vez en ejercicio de la presidencia, consolidó el referéndum constituyente, logrando así modificar la Constitución de 1961, ajustándola de forma precisa a sus planes; y ese mismo año, comenzó su carrera mediática formal con el nefasto programa “Aló Presidente”. En diciembre de ese mismo año, usó la tragedia de Vargas para ganar puntos, jugando a ser el héroe de boina roja, y creo que a muchos se les olvida que en esa época se negó a recibir la ayuda humanitaria de los Estados Unidos (en un acto de malcriadez que ha sido heredado por el actual dictador, y a las pruebas me remito); y que en aquel momento, miles de millones de bolívares que supuestamente se destinaron a la llamada Tragedia de Vargas, se diluyeron por arte de magia sin llegar jamás a destino, las víctimas de aquella catástrofe natural.
En 2002 la cosa se le puso difícil, huelgas, manifestaciones, marchas, pero el chorro de petróleo, y su precio en el mercado internacional, le daban un piso sólido para resolver cualquier inconveniente. Surgió Carmona y muchos brindamos con champagne, porque claro, aún vivíamos en la Venezuela sibarita, pero las burbujas se disiparon en un dos por tres, tras las erradas decisiones opositoras.
Ese hombre, que acabó con la industria petrolera venezolana (la desmanteló tras quebrar 62 días de huelga de quienes luchaban por el respeto a la meritocracia y a la dignidad) viajó por el mundo, fue amigo de dictadores como Sadam Hussein, Gadafi, Ahmadinejad y Lukashenko; al tiempo que mantuvo al régimen cubano con el que siempre tuvo un cordón umbilical que lo hizo dependiente. Ese hombre fue sin duda el primer tumor de este cáncer que hoy vive Venezuela.
Su escandalosa relación con los mandatarios del sur, fue el principal indicador de una ambición desmedida; no olviden aquella maleta de dólares que Guido Antonini Wilson llevó a Cristina Fernández de Kirchner con el propósito de cubrir ciertos gastos de campaña. Pero sus “donaciones” beneficiaron además a Evo Morales en Bolivia, Ollanta Humala en el Perú, a Fernando Lugo en Paraguay, a Rafael Correa en Ecuador, y por supuesto, a Daniel Ortega en Nicaragua.
…como el Rey Midas volvía oro todo aquello que tocaba, Chávez lo volvía ñoña…
Chávez se las arregló para ser electo presidente, no una, sino tres veces, y acabó con la privatización al nacionalizar la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela, la mayor telefónica del país y la Electricidad de Caracas. Las empresas privadas comenzaron a caer, tomadas por la revolución chavista, y al poco tiempo, a desaparecer, porque así como el Rey Midas volvía oro todo aquello que tocaba, Chávez lo volvía ñoña, como decía mi abuela.
Su seguridad crecía, tanto como su ego, hasta llegar a creerse una especie de líder interplanetario, cuya actitud lo llevó a poner la torta a nivel internacional y dejarnos en ridículo, como cuando calificó de Mr. Danger al entonces presidente George Bush o cuando se enfrentó al exmandatario mexicano Vicente Fox, al peruano Alan García, y a su archienemigo, el colombiano Álvaro Uribe. De hecho, era tan desagradable su forma de actuar que llegó a sacar de sus casillas al Rey de España, durante la XVIII Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile en 2007, quien lo puso en su sitio con una sola frase: «¿Por qué no te callas?».
Le dijo farsante al Presidente Barack Obama y mando pal´cipote al primer ministro británico Tony Blair. Removió los huesos de Simón Bolívar, y lo acusaron de hacer brujería a diestra y siniestra, pero al menos, gracias a Dios, no habló con pajaritos ni con muertos como ha hecho el dictador de turno, que nos mantiene de bochorno en bochorno.
…el mayor daño que le hizo Hugo Chávez Frías a Venezuela, precisamente en su lecho de muerte, fue imponer como presidente a Nicolás Maduro…
Y ya que tocamos esa tecla, estoy convencida de que el mayor daño que le hizo Hugo Chávez Frías a Venezuela, precisamente en su lecho de muerte, fue imponer como presidente a Nicolás Maduro para garantizar la continuidad del «proceso revolucionario». Es decir, para garantizar la continuidad del robo, de los abusos, de los excesos, de la corrupción, del narcoestado, del exterminio del pueblo venezolano y sus valores. Y tal como de él se esperaba, el antiguamente chofer de Metrobús, que llegó a canciller y que ahora es el narcodictador de mi país, entendió que su misión terminar de destruir a Venezuela.
Este relato se queda muy corto en relación con todo lo que nos ha tocado vivir, pero en este viaje mi máquina del tiempo quería recordar el génesis de este apocalipsis, a ver si finalmente aprendemos que el voto castigo es peligroso y que los resentidos pueden llegar a extremos inimaginables. Si lo duda, piense en lo que han hecho, y siguen haciendo, los hermanitos Rodríguez, Iris Varela, Diosdado Cabello… sólo por nombrar algunos.
Mas allá de la ciencia ficción, recuerde que todos tenemos una máquina del tiempo, no es un aparato, no requiere de mayores ecuaciones, porque en la vida el pasado son los recuerdos, como los que dibujé en este texto, y el futuro, los sueños, en nuestro caso, el de una nueva Venezuela, libre de la plaga que nos ha sometido.