Dante Garnique / @dantegarnique
Últimamente he descubierto que pese a mis ya bastantes años de vida, sigo encontrando cosas que me asombran.
Encender un bombillo y darme cuenta de que desde hace tres años, de forma increíble y asombrosamente ininterrumpida, funciona el servicio eléctrico, no me deja salir de mi asombro.
Necesitar agua del grifo de la cocina, del lavamanos, del jardín o de cualquier otro lugar de la casa y obtenerla con sólo girar una manilla; casi me produce un múltiple schock emocional, del cual todavía no me recuperaba, cuando me enteré de que esa agua era potable, casi no sobrevivo para contarlo. Afortunadamente estoy aquí, sobreviví a todo eso para dar testimonio.
…Me sentí importante, me sentí como los artistas sobre“La Alfombra Roja”, me sentí como un ciudadano….
En este mundo que parece de fantasía, entré una vez a una tienda de perfumes y pude probarme varios. En las estanterías había, de cada firma, una muestra dispuesta para tal fin. Pero no sólo eso, lo que estuvo a un paso de matarme del susto fue cuando me di cuenta de que había recorrido ya más de la mitad del establecimiento probándome fragancias y ningún gendarme insinuó que yo hubiese podido haberme robado algo escondiéndolo en mi mochila. Ni me revisaron ni me miraron como si fuese sospechoso de algo. Me sentí importante, me sentí como los artistas sobre “La Alfombra Roja”, me sentí como un ciudadano.
Después de experimentar aquella sensación de respeto, aturdido todavía, salí del establecimiento, muy oloroso, por cierto y vi un puesto de periódicos, no lo podía creer, ¡había periódicos! al menos tres o cuatro diferentes y tenían información, sobre la que cada quien pudiese tener interés. Y la publicidad impresa, venía encartada dentro de cada ejemplar, no estaba inserta dentro de los textos. Algo verdaderamente sorprendente. Prensa regional, nacional, internacional, los temas más locos que se pueda alguien imaginar, cultura, gastronomía, política, viajes, etc.
Quizás una de las cosas más impactante de este mundo, es esa serenidad que se puede vivir con frecuencia. Aquí es posible caminar por calles y aceras sin temor a caer en un hueco o romperse una pierna y aunque piensen que estoy loco de atar, se puede hacer uso, de manera confiada y distraída, de aparatos electrónicos en lugares públicos como cafeterías, parques, plazas o bulevares.
Celulares, laptops y tablets, se pueden usar en autobuses, o en la calle. Y además, hay lugares públicos para el esparcimiento, donde las personas pueden disfrutar de una taza de café o un refresco, en una pequeña mesa al aire libre o fumarse un cigarrillo y colocar sus pertenencias sobre una silla con la mayor tranquilidad del mundo.
…Pero lo de los supermercados y carnicerías es algo así como el clímax de la película, ¡hay cosas que comprar!…
Hay pastelerías y panaderías y en todas, pero en todas, hay pan y se puede comprar a precios accesibles y sin hacer cola. ¡También hay galletas, helados y dulces! No miento.
Pero lo de los supermercados y carnicerías es algo así como el clímax de la película, ¡hay cosas que comprar! y por menos dinero que se tenga en los bolsillos, siempre es posible llevar algo a casa. Marcas distintas de leche, mantequillas y margarinas. Productos lácteos, como yogurts, quesos y cremas. Artículos para la higiene personal y de limpieza para el hogar o el auto. Se consiguen carnes y embutidos, confitería, ollas o artículos de cocina, helados, harina precocida de maíz. ¡Las cosas más disparatadas!
Otra cosa increíble, se puede hacer una solicitud de conexión a Internet junto con servicio telefónico y TV por cable, todo en una misma oficina en menos de veinte minutos y la instalación del servicio no suele tardar más de tres semanas.
Obtener una cuenta bancaria es de lo más absurdo que he visto. Se acerca uno a la oficina de cualquier banco, expone su requerimiento ante un funcionario que le mira a uno a los ojos y le habla con educación, y de este modo, se adquiere una cita para el siguiente día, si no es fin de semana. A las 24 horas regresa uno al banco y a los treinta minutos se tiene una cuenta bancaria y una tarjeta electrónica activada.
… las escuelas y empresas funcionan durante todo el año, lo mismo que las universidades y el transporte público….
Ante una emergencia médica, se toma el teléfono o el celular, se marcan tres dígitos y a los quince minutos, máximo, llega un paramédico a la casa.
Lo siguiente sí es verdad que cuesta creer, las escuelas y empresas funcionan durante todo el año, lo mismo que las universidades y el transporte público. Los trabajadores tienen solamente veinte días libres al año, eso sí que es duro, y los niños tienen seis semanas de vacaciones escolares, durante la época más cálida y soleada.
Sí, hay escuelas y funcionan, hay universidades y funcionan. El transporte público, también lo hace y existen lugares específicos demarcados que se llaman paradas y sirven para abordar y descender de las unidades, que llegan en forma asombrosamente puntual y no se detienen en otro sitio distinto al demarcado para ello; y para completar hay silencio en el interior de cada carro de transporte, no hay personas amontonadas y no hay que gritarle al conductor para que se detenga, sólo hay que pulsar un botón.
En esta tierra lejana, es posible conseguir empleo y es posible, con el ahorro de un año, adquirir un automóvil o viajar al exterior. Se puede, con el dinero de un empleo estable, pagar la renta, sin angustias. Se puede ir a una farmacia y adquirir medicamentos. Se puede ir al cine. Se puede pensar en el futuro.
… De todas las cosas que más me asombran quizás, que mis compatriotas no me creen, sea la más insólita…
Como me gustaría que mis amigos me creyeran que aquí se puede comer y que es posible hacerlo hasta tres veces al día, como la gente multimillonaria. Y los domingos cuando el tiempo es más largo se puede hacer con más frecuencia, y por cada bocado que se saborea o por cada miga que inevitablemente cae al suelo para desperdiciarse, piensa uno en su mamá. ¿Qué habrá comido ella? ¿Cuándo habrá probado por última vez algo de carne o del queso guayanés que tanto le gusta?
De todas las cosas que más me asombran quizás, que mis compatriotas no me creen, sea la más insólita. Cuando intento contarles que es posible vivir, me acusan.
Me acusan de estar exiliado, con lujos y comodidades. Me culpan de lo que pasa en Venezuela y si les expreso mi sentimiento de dolor y de extrañeza ante su actitud frente a La Dictadura, lo toman como una burla de mi parte.
Me asombra que haya personas que no se convenzan todavía de que El dictador colombiano de Venezuela es un asesino al servicio de las mafias internacionales. Me asombra la indiferencia ante tanta miseria y prostitución infantil. Me asombra la hipocresía de países hermanos. Me asombran veinte años de dictadura y tanta enajenación y mansedumbre impunemente inducido a punta de hambre.
Lunes 21.10.2019
A quienes todavía se preguntan, sí Maduro es colombiano o asesino.